martes, 28 de octubre de 2008

El así llamado "espejo social"


En este punto de nuestra conversación, podríamos acotar aquello que es de humanos el fallar, es decir, no somos perfectos. Eso es correcto pero no absoluto. Porque también deberíamos en primera instancia reconocer y aceptar que como seres humanos somos totalmente perfectibles ... desde que estamos en el vientre materno, nacemos, hasta que morimos... y más allá también... porque la renombrada y temida muerte es sólo un cambio de estadio y de participación en LA VIDA.

Y así pues, aún cuando pueda parecer que mantenerse dentro del curso de la corriente de la responsabilidad, disciplina, y orden resulte algo desalentador y pesado; y los mecanismos que disparan el accionar de la responsabilidad, disciplina y orden, estén algo aletargados por el 'cautivador somnífero' de la personalidad y otros elementos o circunstancias de naturaleza externa y, sin dudas, no menos contaminantes; están incondicionalmente presentes en la vida del ser humano.

Y por lo tanto, el reconocer y aceptar nuestra propia naturaleza proactiva y la de los demás, por lo menos a de proporcionar un reflejo claro y no distorsionado de sí mismos en el así llamado Espejo Social que la personalidad como entidad individualizada y a la colectiva se ha encargado de mantener tan pulido y activo en sus múltiples, variados y engañosos reflejos por tantos cientos y miles de años en el transcurrir del así también llamado Tiempo. Pero hay algo que desde luego no se puede dejar pasar por alto y es el inocultable hecho que no se puede esperar una útil o una gran cooperación creativa del ser humano, en su rol individual o colectivo, si se encuentra inmerso en una profunda dependencia emocional.

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