domingo, 25 de noviembre de 2012

Ganar nuestras bendiciones... Por Yehuda Berg


La semana pasada escuché una historia sobre un hombre de negocios que iba tarde a una de las reuniones más importantes de su vida, y no podía encontrar un lugar para estacionar el auto. Alzó sus manos y suplicó: “¡Dios, si me das un lugar, daré la mitad de lo que gane con este trato a la caridad!”. 


Antes de que las palabras terminaran de salir de su boca, ¡alguien salió de un espacio justo frente a él! Miró nuevamente al cielo y dijo: “¡Oh, Señor, olvídalo, justo acabo de encontrar un lugar!”.

Esta siempre ha sido una importante lección para nosotros, pero especialmente durante este mes de milagros. 

Cuando tenemos lo que queremos o necesitamos, pensamos “¡tengo esto!” y que no necesitamos al Creador en nuestras vidas. Cuando tenemos una carencia o sentimos dolor, repentinamente necesitamos ayuda y oramos más de lo usual.

En el Centro de Kabbalah observamos que esto ocurre muchas veces. Las personas vienen y van, sólo para regresar de nuevo. Vienen a este camino espiritual porque están buscando algo y cuando encuentran lo que buscan, dejan de venir a clases, dejan de hacer voluntariado, o de participar en los eventos. Cuando tienen la necesidad nuevamente, regresan por más.

Es la naturaleza humana de todos nosotros hacer esto. Tal vez no vayamos tan lejos como para dejar nuestro camino espiritual por completo, pero cuando experimentamos carencia o dolor en nuestras vidas, tenemos la tendencia a pasar mucho más tiempo meditando, orando o utilizando las herramientas espirituales que la Kabbalah ofrece.

Si es necesario experimentar una gran carencia para que utilicemos nuestro tiempo en nuestra relación con el Creador, ¿qué crees que el universo continuará dándonos?

El secreto está en que es justo en los momentos en que nos sentimos plenos y estamos en un espacio de abundancia que necesitamos empujarnos para conectar mucho más con la Luz. 

Usualmente, si recibimos una promoción en el trabajo queremos salir y celebrar, o si realizamos un trato de negocios con mucho dinero, inmediatamente comenzamos a planear unas vacaciones. Celebrar nuestras victorias y enorgullecernos por nuestros logros es importante, pero nunca podemos olvidar de dónde provienen esas bendiciones. 

Lo mejor que podemos hacer cuando la Luz nos da un obsequio es continuar. Porque lo que sea que se nos haya otorgado es sólo una muestra de todo lo que está disponible. Si estamos en un momento en el que la Luz nos está dando, deberíamos tomar ventajas de ello al empujarnos a expandir nuestra capacidad de dar más, de hacer más y de ser más, para así recibir todo lo que la Luz nos quiere dar.

Como mi padre, el Rav, dice a menudo: “Si no nos ganamos nuestras bendiciones, nunca serán verdaderamente nuestras”. 


Todo lo mejor, 

Yehuda


Secuencia de los 72 Nombres conectada a esta semana 


Mis ojos y mi corazón permanecen enfocados en la meta final en todo momento. ¡Despierto la persistencia y la pasión para nunca –y eso significa nunca– conformarme con menos! 

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